El mundo económico critica el plan anticrisis del Gobierno: distorsiona el mercado y es electoralista
El mundo económico ha acogido con críticas y escepticismo el plan anticrisis presentado ayer por el presidente Sánchez con el supuesto objetivo de «avanzar en el progreso del país y de proteger a los más desfavorecidos». La rebaja del 4% a cero del IVA a los alimentos de primera necesidad durante los próximos seis meses, así como del 10% al 5% del impuesto al aceite y a la pasta representa una distorsión del mercado que interfiere en las decisiones de los consumidores, a los que les inclina a elegir de una determinada manera, quizá contraria a sus gustos e intereses por el mero juego de los incentivos fiscales. Va a estar en vigor en pleno ejercicio electoral y constituye, en general, una intromisión en el mercado y en la libertad de empresa.
Según Manuel Balmaseda, economista jefe de Cemex, «el IVA es el impuesto más eficiente de los posibles. Si lo alteras, en relación a como estaba concebido, reduciéndolo, puedes provocar varios problemas. El primero es que estás empujando a los consumidores a comprar lo que en condiciones normales quizá no querrían -dada la arbitrariedad con la que se han determinado los llamados productos de primera necesidad-. En el mismo sentido, estás discriminando a unos productos sobre otros, perjudicando a los más desfavorecidos sin argumentos convincentes».
En principio, la medida tiene un carácter temporal, y estará en activo durante los primeros seis meses del año, «pero siempre existe el riesgo de convertirla en estructural, y además, y no por casualidad, el periodo inicial de vigencia coincide con la celebración de las elecciones municipales y autonómicas en mayo que viene», asegura. Otros expertos que prefieren el anonimato dicen: «lanzan esta clase de medidas en un momento en que la situación está desbordada. Y si la inflación baja, como parece que va a suceder, dirán que es gracias a estas decisiones, aunque el nivel de precios en España es con mucho uno de los más altos de la historia, y así va a seguir siendo».
Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos, asegura que «bajar impuestos siempre es una buena noticia, pero depende de cuáles y de cómo lo hagas. Tal y como se ha decidido en este caso ni vas a conseguir la equidad ni tampoco vas a lograr la eficiencia. Desde luego que es mejor esta vía que otra de las que se habían barajado, como la de directamente poner topes a los precios a una supuesta cesta de la compra, pero aún así no impides la discriminación, que siempre es arbitraria, entre unos productos y otros. Lo mejor, lo más razonable habría sido que el Gobierno deflactara la tarifa del Impuesto de la Renta -descontando la inflación- y que hubiera rebajado los impuestos a las empresas. La primera medida habría devuelto el poder adquisitivo perdido a los ciudadanos. La segunda habría favorecido al mundo de los negocios empujando la creación de empleo. Mientras tanto, lo que sucede ahora es que el único que está sacando partido a la inflación es el Gobierno, cuyos ingresos están creciendo espectacularmente a un ritmo de dos dígitos».
Aunque el presidente Sánchez aseguró ayer que en el real decreto en el que se recogerán las medidas del plan anticrisis se establecerán las cautelas correspondientes para asegurar que las rebajas de impuestos se trasladen íntegramente al consumidor, los expertos consultados son muy escépticos al respecto. «¿Y eso cómo se hace?», se preguntan. «Los precios los establece el mercado en función de la oferta y de la demanda. No veo que se pueda condicionarlo con ninguna medida de carácter legal salvo que se optara por una intervención brutal en la economía», opina el economista José Luis Feito.
Otra de las decisiones que suscita muchas dudas es el cheque de 200 euros para las personas con ingresos inferiores a los 27.000 euros. «Aunque frente a otras alternativas esto es lo menos malo, tienes que hilar muy fino para no destrozar los incentivos que hacen que la gente vuelva a ingresar en el mercado laboral legal, porque si a este cheque le sumas el ingreso mínimo vital ya en vigor -que además va a crecer un 15% en 2023- puede haber mucha gente tentada a instalarse en esa situación de dependencia permanente de un subsidio público. Y con eso sólo conseguirás perpetuar a muchos ciudadanos en la trampa de la pobreza, e incapacitarlos para aportar actividad económica y riqueza a la sociedad», asegura Feito.
Adicionalmente, «el sistema fiscal español ya es muy progresivo, de manera que las personas con ingresos inferiores a 27.000 euros apenas pagan impuestos y además disfrutan de otras ventajas como un salario mínimo al alza y otra clase de ayudas y subvenciones», añade Balmaseda. Desde luego que la inflación es un problema para las clases más desfavorecidas y en situación más precaria pero es muy gravoso para las clases medias, que pagan impuestos mucho más altos.
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